A finales de septiembre, la revista Variety publicó una serie de artículos muy interesantes sobre la situación del cine español, uno en particular titulado New Reign in Spain (nuevo reinado en España), trata la evolución del modelo de negocio en el cine, siguiendo las ponencias de un seminario que se celebró en julio, Nueva mirada a la financiación e inversión en la producción de cine en España.
Bajo este título tan divertido, consiguieron reunir en una misma sala a productores españoles y extranjeros, con especialistas en banca e inversión españoles (que no tienen idea del negocio del cine) y extranjeros (que sí saben de esto), y de estas ponencias se extraen una serie de conclusiones:
1.- Hay un gran cambio en la forma de conseguir inversión para producir cine. Entre las subvenciones públicas y la financiación obligatoria de las TV, se cubría un 80% del presupuesto de la película media española, según la consultoría Deloitte. Esto ha cambiado y, en palabras de Ignasi Guardans, director general del ICAA "'a partir de ahora el productor no podrá llamar a tres puertas: Ministerio, Comunidad Autónoma y Televisiones, para armar la producción de una película. Este modelo se ha acabado, ahora tendrá que acudir a muchas más puertas para conseguir un mínimo retorno en las inversiones" (leer artículo en cineytele).
2.- Nos movemos hacia un modelo en el que la inversión de capital debe ser mayoritariamente privado. A través de nuevas exenciones fiscales para los productores, gracias a la figura de las AIE (Agrupación de Interés Económico) que permite unos mayores beneficios fiscales con el objetivo de atraer el interés de la inversión privada.
Los bancos, los fondos de inversión especializados y las aseguradoras, están destinados a convertirse en protagonistas en esta nueva forma de financiación, así como las grandes empresas e individuos que busquen
hacer una inversión de capital riesgo (el cine siempre lo es, porque nunca se sabe cómo va a funcionar la película) pero que tiene a su vez grandes ventajas (reputación, marketing, imagen de marca, etc...).
3.- Esta revolución en la industria cinematográfica debe suponer un cambio en el modelo de Marketing también. Por varias razones, una de ellas es que los fondos de inversión buscan alcanzar acuerdos para varias películas y no para un único proyecto.
Según Jon Garaiyurrebaso, de Banesto Asset Finance, "Las entidades financieras pueden firmar contratos con productores para que produzcan un mínimo de seis películas al año". De modo que se puede trabajar en campañas de Social Media con mucha más antelación que ahora, y además se pueden conseguir ventajosos acuerdos de Marketing por varios proyectos.
La inversión en cine es arriesgada, por eso los créditos son caros y los márgenes de ganancia deben ser buenos. Si el objetivo es mantenerse en la producción a largo plazo es importante asegurar la inversión, de lo contrario es muy improbable que tras un fracaso se recupere la confianza para una futura inversión.
Estamos migrando de un modelo en el que el cine se trata principalmente como un bien cultural, merecedor de ayudas y subvenciones públicas como la pintura, o la escultura, a un modelo en el que se trate como una verdadera industria, que mueve muchos millones de euros y muchos empleos.
En esta situación, con un cine como industria cultural (pero primero industria), el Marketing también está llamado a convertirse en una herramienta de primer orden, dado que la mejor forma de posicionar nuestra película en un mercado que lanza entre 7 y 10 nuevos títulos cada semana, es con una campaña de marketing profesional y organizada, con materiales orientados a atraer al público a las salas, y no a espantarlos en la cola del cine.
Aprovechando que hace poco se estrenó la segunda parte de Wall Street, despediré este post con una frase del infame Gordon Gekko:
"Todo aquello que merece la pena hacerse, merece la pena hacerlo por dinero"