Y las leyendas narradas en sus canciones son lo que más atrae a quienes sienten de este género musical. Los cantos hacen alusión a situaciones del hombre común como el trabajo, las aventuras amorosas, la felicidad y la alegría tan característicos de los habitantes de la costa caribe colombiana.
Son muchos los juglares que han escrito con sus estructuras la historia del vallenato. Muchos de ellos son considerados como verdaderos poetas costumbristas y gozan con el reconocimiento que los iguala a presidentes o próceres de la patria y sus nombres hacen parte de la historia nacional.
Entre los precedentes de la música vallenata están Rafael Escalona, Calixto Ochoa, Lisandro Meza, Alfredo Gutiérrez y otros, quienes con sus letras hicieron que la manera como muchos pobladores del valle del río Cesar contaban sus historias, se convirtiera en un género musical. Luego otros artistas como Rafael Orozco, Diomedes Díaz o Carlos Vives llevaron al vallenato a los espacios del mundo.
Inicialmente sirvió para amenizar fiestas de pueblo y uno que otro carnaval popular, luego y con la aparición de los mecanismos para grabar audio, fue inevitable su difusión y acogida por parte de un público más amplio y por fuera de las fronteras del territorio costeño, siempre con más adeptos hacia el interior del país.
Toda su dominio se extendió en toda la geografía nacional, incluyendo ciudades como Bogotá en dónde muchas personas importantes de la sociedad lo acogieron, lo que le dio un nuevo valor.
Actualmente la música vallenata es una academia para miles de músicos admiradores de este ritmo y quienes tienen en el festival Francisco el Hombre un lugar de encuentro en el que se participan todas las diferentes variantes del este género musical, que van desde el acostumbrado canto juglar hasta las más novedosas fusiones ritmos extranjeros.
Fuente: www.articuloz.com