Recuerda que el pensamiento masculino es lógico y analítico, mientras que el pensamiento femenino es intuitivo y emocional; el hombre se concentra en los hechos y la mujer en las emociones.
Si narras una historia basado en tu pensamiento lógico, concentrándote en los hechos, para ti esa historia sonará fabulosa, pero para ella no sonará más que a palabras. Por eso, no importa si la historia es absurda, no importa si no te la creen, lo que importa es que estimule sus emociones.
Otro punto importante a mencionar es que si tu historia es demasiado elaborada, o si trata sobre algo demasiado importante, tu objetivo percibirá que la estás tratando de impresionar, y el set también supondrá que estás intentando impresionar, aunque no sepan a quién. Por tal razón es preferible narrar historias sencillas, sobre aspectos triviales. Estructura tu historia para que las emociones que despierte sean positivas y sobre todo muy divertidas.
Observa:
"La semana pasada entré a tomar una copa a un bar al que nunca había entrado, nunca me imaginé que era un bar gay. Cuando me di cuenta del ambiente salí de inmediato, pero un chico musculoso y bigotón se me quedó viendo. Ayer me encontraba con unos compañeros bebiendo unos refrescos y conversando cuando sentí que una mano tocaba la mía, volteé a ver lo que pasaba y, ¡no lo van a creer, era él! Las chicas no paraban de reír y mis amigos de hacerme bromas, ¡Yo estaba rojo de la pena! Nunca me había sentido así de sorprendido y avergonzado en mi vida entera."
Los hombres que saben como conversar con una mujer, toman una historia sobre algo trivial y la conviertes en todo un semillero de emociones: sorpresa, pena... Pueden parecer emociones negativas pero no es así porque la historia resulta divertida, las chicas que escuchen una historia así no pararán de reír.
Fuente: www.articuloz.com