La meditación sonará algo misteriosa y encantadora, pero absolutamente cualquier persona la puede poner en práctica con tan sólo cinco minutos al día.
La próxima vez que te sientas estresado trata lo siguiente: dirige tu mirada hacia un objeto fijo o luz en el horizonte. Si la situación te lo permite cierra los ojos por completo. Préstale toda tu atención a tu respiración. Inhala y exhala todo el aire muy suavemente sin ningún tipo de esfuerzo. Escucha el sonido que hace tu respiración. Siente como el aire viaja a través de tus orificios nasales hasta los pulmones. Imagina que puedes sentir tu respiración moverse a lo largo de todo tu cuerpo, tanto internamente como externamente y que te envuelve como una burbuja de oxígeno. Si te desconcentras con pensamientos de frustración o impaciencia, trata de bloquearlos de tu mente y préstale mayor atención a tu respiración.
Adivina qué? Ya meditaste, aunque sólo fue por 5 minutos al día. Esa respiración profunda y suave combinada con una mente despejada, te puede preparar para los desafíos diarios. Prueba esta simple técnica de relajación a cualquier hora del día, ya sea en tu escritorio de trabajo, en el carro, en el baño, antes de acostarte o donde sea. Trata de crear el hábito de hacerlo todos los días y muy pronto empezarás a sentir los beneficios que una simple técnica de relajación puede traer a tu mente y cuerpo.
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