2. Moverlo, agitarlo, revolverlo:
Sacudir la bolsa hasta que el pollo quede cubierto en forma uniforme con el condimento. Colocar la bolsa en un recipiente en el que se pueda hornear o en una bandeja de horno fría. Hay muchos tipos de bandejas, las más comunes son las fuentes para asar, también conocidas como asaderas. Estas son fuentes hondas, generalmente de acero inoxidable, aunque también las hay de vidrio refractario, porcelana o cerámica. Sirven para hornear casi cualquier cosa, y se utilizan primariamente para platos principales y guarniciones. El segundo tipo de fuente más común en las cocinas son las placas de horno; estas placas son de metal, y están diseñadas para lograr que el calor circule por ellas de forma homogénea. Pueden estar recubiertas con antiadherente, lo cual las vuelve más fáciles de limpiar, pero ya que en su mayoría son utilizadas para preparar galletas y similares, suelen ser utilizadas junto con papel para hornos o laminas de silicona, lo que también hace de la limpieza una tarea sencilla.
3. Y ahora… ¡Al Horno!:
Precalentar el horno, poner la bandeja en la parte inferior sin que el pollo en bolsa toque ninguna de las paredes del horno y cocinar a 185 grados Celsius durante 40 minutos, si el pollo está en trozos, ó cincuenta minutos para un pollo entero con el grill apagado.
4. A comer:
Retirar el pollo del horno, abrir la bolsa con unas tijeras con mucho cuidado de no quemarse con el vapor que expide bolsa o con la bandeja. Comprobar que el pollo se haya cocido parejo. Atención: ¡El jugo contenido en la bolsa se puede servir con el pollo!
Fuente: www.articuloz.com