• Longitud de onda o espectro de emisión del equipo.
• Perfil temporal del pulso del disparo.
• Densidad de potencia (W/cm2).
• Diámetro o sección del haz (spot).
• Divergencia de la emisión.
La combinación de ellos y la fluencia es lo que empieza a definir con más exactitud qué tipo de tratamiento se está realizando. Aun hoy, sin embargo, todavía nos encontramos con algún cliente que solamente se fija en la fluencia para valorar si el tratamiento es o no correcto. Así como centros de fotodepilación donde se jactan de realizar tratamientos con altas energías como argumento comercial para captar clientes, sin darse cuenta de que una incorrecta definición del resto de los parámetros provoca tratamientos defectuosos. De hecho, nuestra opinión es que en estos casos existe una falta de conocimiento técnico y profesional que se puede traducir en riesgos para el individuo.