En publicidad se realiza un montaje de la realidad procurando hacer atractivo el consumo de ciertos bienes, presentando mundos y escenarios altamente deseables para los consumidores, confiriéndole a los objetos un fuerte valor simbólico, más allá de su valor técnico, práctico o funcional.
Cuando se adquiere un artículo de moda (indumentaria, tecnología, etcétera) no se adquiere por su función, sino por los significados que ha incorporado gracias a la publicidad.
"La adquisición de cosméticos y de determinadas prendas de vestir no está motivada por una consideración de su aspecto estrictamente funcional o práctico, sino mas bien por su asociación inconsciente a un valor simbólico, como por ejemplo el de la juventud (…)
Los artículos y bienes adquiridos se convierten en signos que otorgan diferenciación y ayudan a la construcción de la identidad de cada individuo.
La velocidad de los cambios es muy rápida en la moda, y es adaptable a cada persona. En la actualidad, cada individuo puede encontrar su propio estilo, por la diversidad que ofrece la moda.
Ante la multiplicidad de ofertas y posibilidades que ofrece la sociedad de consumo, cada individuo debe decidir, como va a mostrarse ante esa sociedad, que ya no distingue entre status u origen familiar, sino por los méritos obtenidos en el ámbito social y profesional.
En este sentido la moda sirve como tarjeta de presentación e interacción social, la imagen externa condiciona el como nos ven y da una aproximación acertada o errada de cómo somos, reflejamos nuestros gustos, valores, creencias, en la forma en que vestimos.
El consumo de vestidos y objetos de moda es una forma de construcción de la identidad. Como ya hemos visto en la sociedad actual, los objetos pierden su valor funcional y adquieren la capacidad comunicativa. De esta manera consumimos los objetos que mejor nos representan o que representan lo que pretendemos ser.
En algunos casos, se consumen determinadas prendas que responden a la estética del momento y no coinciden con la personalidad del individuo o con sus valores, esto responde a la interiorización de discursos culturales, y de motivaciones simbólicas que consciente o inconscientemente el individuo asimila.
Como podemos observar en la vida cotidiana, en las calles, a veces una gran parte de la sociedad está uniformada. Lo que llama poderosamente la atención dado que en la sociedad actual, se ha exaltado la libertad individual y la personalidad diferenciada. En este sentido las personas buscan en la moda, seguridad, ser aceptados, pertenecer a aquellos grupos que socialmente se presentan como deseables. Buscamos formar parte de lo que goza de aceptación, queremos ser parte de ello, pero manteniendo nuestra personalidad y la moda cumple esa función de distinción.
Las decisiones que el individuo toma en cuanto a la moda, se van adecuando al cambiante transcurso de su vida, de su entorno personal y profesional.
Pero aquí se plantea un dilema, el individuo expuesto a estos cambios constantes debe mantener su identidad y para ello debe adaptarla, pero hay que tener en cuenta que hay aspectos de la identidad que no pueden modificarse, sin que una persona o una marca (en el caso de la publicidad) dejen de ser lo que son.
Podemos tomar como referencia marcas mundialmente reconocidas como Coca-Cola, Levi´s, Mc Donals que han cambiado con los tiempos, se adaptaron al entorno social, pero mantienen su identidad.
"En publicidad algunas campañas bien planteadas generan empatía hacia algunas marcas o sus portavoces y también suscitan aspiraciones, que plantean objetivos vitales asociados a la pertenencia de productos de una marca. Del mismo modo, algunas personas pueden aspirar a emular los modelos que aparecen en las pasarelas."
Fuente: www.articuloz.com