Los fabricantes ofrecen cada vez más medidas de seguridad pasivas y activas para reducir, por un lado, el número de accidentes, y por otro, los daños causados por los mismos accidentes. No es posible que las cifras sigan siendo tan malas y los datos no terminen de mejorar lo suficiente.
Existe un análisis publicado en www.auto10.com que nos saca muchas cosas en claro. Muchos riesgos, poco que perder, todo agravado por la crisis, que hace que muchos jóvenes se preocupen menos por su propia seguridad.
No podemos dejar de citar el que el autor denomina como "efecto novia" según el cual, en las parejas, lo más habitual es que cuando coinciden conduzca el hombre. También hace referencia a la peligrosidad en función del número de trayectos, demostrando que para los jóvenes en mucho menos peligroso un viaje largo que muchos viajes cortos. Hay conclusiones acerca de la peligrosidad en función de múltiples factores, como la potencia, sexo, velocidad, etc., a través de las cuales el autor llega a conclusiones muy interesantes.
Como botón de muestra, hablaremos de dos de ellas. La primera, que la tecnología del automóvil puede hacer mucho por la seguridad y, en función de ello, la importancia de que los conductores jóvenes no utilicen el vehículo más viejo -y seguramente pero dotado desde el punto de vista de la seguridad-. O como los conductores jóvenes más peligrosos lo son en sus dos primeros años como conductores y con muy poca experiencia, lo que avala las bondades de la conducción acompañada.
En conclusión, no es el cáncer, ni las enfermedades venéreas, ni los infartos, ni la obesidad... son los accidentes de tráfico la primera causa de mortalidad entre los jóvenes.
Los riesgos existen, pero debemos luchar por reducirlos, la DGT y los fabricantes ya cumplen su función, ahora eres tú el que debe ver cómo reducir los accidentes de tráfico poniendo de tu parte.